La razón vuelve a decir: Olvídate, ya todo se acabó, no prolongues este sufrimiento. Pero el corazón me susurra: Inténtalo de nuevo, a lo mejor esta vez te vaya mejor y no te lastime.
La razón objeta: Si le interesara te buscaría; no te llamaba, no te escribía, por lo cual no te extrañaba. ¿Qué te hace pensar que ahora que ya no son pareja esté pensando en ti? El corazón protesta: Pasaron muy buenos momentos, arriésgate.
La razón responde: No lo superarás si no le dejas ir.
Recuerda lo bien que se siente estar en sus brazos, lo exquisito de sus besos, tú extrañas su calor y sus caricias, dijo el corazón.
Recuerda las lágrimas que te causó, y toda esa desatención y desprecio, respondió la razón, y luego preguntó: No funcionó antes, ¿Qué te hace pensar que lo hará ahora?
Y aquel agobiado ser humano siguió pensando en los bellos momentos vividos y al mismo tiempo en las amargas decepciones sufridas.
Sólo miraba el chat y veía a aquella persona en línea; se preguntaba con quién hablaba, con quién reía, con quién se desvelaba.
Luego sus ojos se cerraron ya en la madrugada sin encontrar solución a su conflicto.
Le esperaba otro día de batalla, para debatirse de nuevo entre la terquedad de su corazón y los argumentos lógicos de su razón.