LA PRÁCTICA DE HACER REGALOS SILENCIOSOS

Busca un lugar público como una plaza, un parque, una estación y colócate en un sitio que te permita observar a los paseantes discretamente.

Déjate llevar por tu corazón; que él elija las personas a las que harás tu regalo anónimo y silencioso.

Cuando veas pasar a alguien afectado por una dolencia, regálale buena salud en tu pensamiento.

Si ves pasar a una persona abatida y triste, regálale paz y alegría.

Si ves a un niño que llora, regálale un futuro hermoso.

Si ves a alguien de gesto hosco y enojado, regálale amor y perdón.

Y así con todas las personas que se vayan cruzando en tu camino…

Acoge a cada una de ellas en tu corazón por unos instantes y deséales lo mejor. Puede que jamás vuelvas a ver a ninguna de estas personas. Está bien que así sea, no necesitas ninguna confirmación; el amor nunca se impone, sencillamente se ofrece a quien tenga a bien recibirlo.

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