Primero quédate solo.
Primero empieza a divertirte solo.
Primero ámate a ti mismo.
Primero sé tan auténticamente feliz que te sientas lleno, expansivo, desbordado.
Nada ni nadie te hace falta. Estás en casa, contigo. Si alguien viene, todo bien, si no, también. Mostrándote como un ser digno, no como un mendigo.
Lo semejante atrae lo semejante… La persona que ha vivido su soledad felizmente, se sentirá siempre atraída por otra persona que está viviendo su soledad también alegremente, porque como regla “lo semejante vibra ante lo semejante”, como lo explica la ley de la atracción.
Cuando dos maestros se encuentran, maestros de su propio desarrollo personal, de su soledad, la felicidad se multiplica. Se vuelve un tremendo fenómeno de celebración. Y ellos no se examinan uno al otro, ellos se comparten no se están completando en las carencias del otro. No utilizan al otro. En su lugar, por el contrario, ambos se vuelven uno y disfrutan de toda la existencia que les rodea”
En conjunto somos distintos. En una pareja son 3: Tú, Yo, y la Relación. La relación se convierte en un ser por sí misma. Un ser que no tiene porque invadir los caminos y mundos propios de cada individuo que la integra. Una pareja sana respeta mutuamente el espacio del otro. Mi espacio interior es sagrado, tan sagrado como el tuyo.
Yo Soy, satisfecho conmigo mismo, tú eres satisfecha contigo misma. En la medida que esto sea así, creamos juntos.